Por dónde empezar… no sé si fatalista o no… pero esas cosas que menciona en la pregunta no sólo son reales y cotidianas, son además sólo una pequeñísima parte de lo que implica trabajar del diseño. Llevar adelante un estudio de diseño y comunicación no es algo que surgió de la nada, es un proceso que empezó cuando tomé la decisión de dedicarme a esta profesión de manera independiente, junto a compañeros de profesión que también querían encarar un proyecto propio, organizándonos colectivamente y con una distribución del trabajo basada en el interés de cada uno y el tiempo destinado al emprendimiento. Fue (y aún está siendo) un largo proceso que de a poco avanza, desde el caos y los problemas estructurales de organización y gestión, a un proyecto independiente, que si bien es chico y podría decirse que está en una primera etapa de crecimiento, ya tiene identidad propia y cierta trayectoria. El emprendimiento requiere esfuerzo, dedicación y aceptar desafíos todo el tiempo. El balance siempre es bueno, a pesar de tener buenos y malos momentos y buenas y malas experiencias en el camino.
Para contestar la consulta, vaya acá una pequeña reseña de un día común en la vida de un diseñador, al menos de un día común en mi vida (que debo confesar, soy diseñadora por oficio, porque llegué a esta profesión desde los caminos de la comunicación social)…
Antes de sentarse a trabajar hay que conectarse (¿eso no es trabajar?)
Lo que hace unos años llevaba unos cuantos minutos (preparar los mates o el café, leer alguna noticia, revisar los mails y la agenda, y ordenar el trabajo del día) últimamente no para de complejizarse y acrecentarse. Ahora la cosa implica: por supuesto y antes que nada, preparar el café o los mates, y después prender la compu y revisar: facebook, blogs, google reader, mails propios y además las redes de los clientes que manejamos nosotros en el estudio. Esos pocos minutos de hace unos años, hay días que me consumen hasta una hora o dos de la mañana.
Despejar la mañana para poder trabajar implica ponerse al día con los trámites pendientes (¿eso no es trabajar?)
Al momento de revisar los mails, lo más probable es que lejos de poder ponerme directamente a trabajar (suponiendo que por trabajo entienda puramente la tarea de sentarme a “diseñar”) lo más probable es que tenga que disponer un buen tiempo para responder muchos de esos mails. Pedidos de presupuestos, consultas por los avances de un trabajo, pedidos de el escaneo de una factura para poder cobrar un trabajo, pedido de un archivo pdf que prometí hace días y me olvidé sistemáticamente enviar, el mail de una amiga que me pide que le cuente de mi vida, alguien que me contacta por primera vez para pedirme un trabajo, llamados por teléfono o una consulta o comentario del blog. La verdad es que después de haber terminado esta tarea casi siempre me queda la extraña sensación de que se pasó toda la mañana y aún no arranqué y sin embargo no paré de trabajar en ningún momento.
A esta altura quisiera hacer una aclaración: me llevó varios años darme cuenta que trabajar del Diseño Gráfico implica trabajar en muchas otras cosas más allá del diseño gráfico. Y eso hay que comprenderlo, asumirlo, aprenderlo y meterle para adelante lo más rápido que se pueda.
Trabajar…
Para los que aún crean que todo lo que hice hasta el mediodía no era trabajar, bueno… para que se den una idea, hay días que ni siquiera llego a abrir el Ilustrator, el Photoshop o el Quark…(por dar ejemplos) En los afortunados días que sí, resuelvo el diseño de algún proyecto (a veces folletos, a veces libros, a veces fotografías, a veces manuales, a veces revistas y muchos etcéteras más) sentada frente a la máquina haciendo lo que más me gusta hacer.
A las corridas…
Muchas veces transcurren días enteros que no salgo de mi casa/estudio, sin embargo hay muchos otros en que parece que todos los proyectos que tengo entre manos implican ir de un lado para el otro y cruzarse con otras personas… visitar clientes, ir a sacar fotos a algún evento/empresa/institución/etc. que necesitaremos para algún diseño, entrevistas para conseguir algún nuevo cliente o mostrar bocetos, trámites de encomiendas, bancarios, prints de muestra, idas y vueltas a la imprenta, y un sin fin de etcéteras.
Trabajar con gente… todo el tiempo…
He escuchado muchas veces definir el trabajo del “diseñador” como una tarea más bien individualista pero es un error porque mucha gente está implicada en los procesos de diseño, y el diseño gráfico es sólo una pequeña porción del proceso, que hay que comprender en toda su magnitud para poder realmente abordar el problema comunicacional que tenemos al frente. Quiénes forman parte de mi día a día… más allá de los compañeros de trabajo (diseñadores y también comunicadores sociales), hay un montón de otra gente que forma parte del día a día: clientes (que en nuestra profesión puede ser cualquiera, absolutamente cualquiera) proveedores o colaboradores externos (imprentas, ilustradores, fotógrafos, correctores, redactores, etcéteras), coordinadores de los proyectos en los que trabajo (por ejemplo, los directores o responsables de las revistas que diseño mensualmente) y seguramente mucha gente más que estoy olvidando en este momento…
Temas infaltables de la profesión: los clientes, el perfil del diseñador, la revalorización de la profesión y los tarifarios…
Sobra el título para que imaginen todo lo que cabe en este apartado. Son las discusiones más debatidas en la profesión, cómo encarar a los clientes y obtener de ellos un reconocimiento serio y profesional, cuál debe ser el perfil del diseñador gráfico, cuánto cobrar por el diseño de un logo o de una revista, cómo hacer para saber cómo calcular un presupuesto… Terrible… hace años que trabajo de esto y todavía sigo aprendiendo y experimentando nuevas técnicas y métodos… Es un tema que pienso seguir trabajando en otras notas porque no sólo me interesa mucho sino que además querría y agradecería mucho sus aportes, comentarios y experiencias…
Trabajar de hombre o mujer orquesta…
Si a esta altura alguien sigue pensando que para trabajar del diseño gráfico de lo que se trata es de dar “la mirada estética” de un proyecto visual y nada más, pues entonces ese alguien no entendió nada. A veces me parece que la cosa pasa por ser hombre o mujer-orquesta. Hace unos años decidí apostar todo por el trabajo independiente y tuve que aprender a ser varias cosas en simultáneo: creativa o diseñadora (propiamente dicha), pero además gestora de proyectos, y dueña/administrativa del emprendimiento entre muchas otras cosas (fotógrafa, redactora, publicista, correctora, vendedora y varios etcéteras más). Con el tiempo fui dándome cuenta que algunas de esas tareas se pueden delegar y otras no, pero que es imprescindible haberlas experienciado para poder saber qué implican y cómo deben ser llevadas adelante.
Trabajar en equipo…
Trabajar en equipo es la mejor forma de equilibrar las responsabilidades y la división de las tareas que son necesarias para llevar adelante un proyecto como el nuestro. Sin embargo, lleva tiempo y es necesario generar etapas de evaluación para detectar cuáles son todas esas tareas y cuál es la mejor forma de distribuir las responsabilidades y organizarse. Tareas, de gestión, de venta, administrativas, de contacto con los clientes, de difusión y publicidad, de archivo y back up, además de las propiamente comunicacionales o de diseño. En muchos casos la cosa pasa por probar y ensayar formas y con el tiempo ir puliendo las que funcionaron y descartar las que no.
Los temas pendientes… (o proyectos propios en pause)
Alguna vez me dijeron: que lo urgente no tape lo importante. Y creo que es un lema fantásticamente bueno para no perder de vista nunca. Sin embargo, debo confesarles que en mi computadora tengo una carpeta que se llama “proyectos propios” a la que casi todos los meses le agrego algún proyecto nuevo, todas buenas ideas, proyectos de mis compañeros del estudio, de amigos o conocidos, de esas propuestas super libres, no condicionadas ni por tiempos, ni por estéticas preestablecidas, proyectos que lamentablemente quedan para el tiempo libre que nunca llega. Qué puedo decir… aún no pierdo las esperanzas. Siempre vendrán las vacaciones… en las que estos proyectos avanzan unos buenos enviones…
En fin… espero no haber desilusionado a nadie… porque si falta aún decir algo en este relato, es que por más cuestiones y problemas que atraviesen esta profesión a la que me dedico o a las vicisitudes que implica dedicarse al trabajo independiente… la verdad es que sigo creyendo firmemente, como hace varios años atrás, que ser independiente genera amplias posibilidades porque los horizontes los pone uno, y poder vivir de mi profesión es una gran satisfacción día a día y no la cambiaría por nada.
3 respuestas a «Un día común en la vida de un diseñador»
barbara
gracias por diseñar el calendario semanal 2011 el año pasado me fue de mkucha utilidad asique lo estoy esperando anciosa
graciassssssssssssssss
Y además de todo eso, repasar en qué están los colegas y dejar comentarios y así 😉
Pero lo que tu dices es clave: los horizontes los pone uno.
Un abrazo, G.
Hola Germán! Gracias por pasar!!Te cuento una cosa… me acabo de comprar unas tijeritas escolares y estoy rastreando todas las tijeras que hay en mi casa… así que esté fin de semana promete ser bien filoso (fotográficamente hablando…)