Brevísimo pero sentido comentario del nuevo libro ¡el primero de poesía! de Naty Martinez. Y un poema.
«La mía es una poesía triste» me dijo Naty hace unos días. O algo parecido a eso, porque soy muy imprecisa para recordar palabras puntuales. Un par de días después me llega su libro «Donde escribir mis cosas». Lo veo, lo hojeo y anhelo encontrar tiempo para leer. Tiempo, ese tiempo que las madres no tenemos nunca, que en cambio «tenemos nudos que no cepillamos» dice Naty.
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Hoy dormí todo lo que necesité, hasta que el cuerpo quiso, por eso los feriados son vitales. Me levanté y enfilé a la cocina para compartir un café con mi cumpa. Él leía, la novela postergada para la que nunca tiene tiempo. «Pinta leer entonces» dije y me fui a buscar el libro para mí. Y desayuné con Naty, con su poesía triste. Fue un viaje de ida encontrarme entre las páginas, sin palabras rimbombamtes ni construcciones complejas. Solo el dolor, la angustia, la ternura, el miedo, la honestidad, la libertad, en líneas que leí como escritas para mí, como la conversación que compartimos aquella vez, robándole el tiempo para un café a una noche cualquiera.
Hermoso libro. Gracias Naty
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Los cepillos no desenredan el cabello de las niñas
«Donde escribir mis cosas», de Naty Martinez
Los cepillos tienen pelos que no se enredan
Las niñas tienen madres que trenzan apuradas a sus niñas
Los cepillos no tienen la culpa
Los cepillos tienen tiempo
Las madres no tienen tiempo
Los cepillos no desenredan el llanto de la niña que
tiene una madre sin
tiempo
Las madres tienen nudos que nunca cepillan.