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Brujas bucaneras Escribo

Una historia de brujas… bucaneras (y una invitación)

Les comparto una historia de brujas bucaneras. Y, al final, una invitación. Pero no vale saltearse el relato para llegar al final ¿eh? No hagan trampa.

>Si no sabe quiénes somos las brujas bucaneras, favor de leer antes este post o este otro. No hay obligatoriedad de leerlos, pero quizás no termine de entender lo que lee si no lo hace.

>Sí ha tenido la suerte de conocer a las brujas bucaneras, aunque más no sea yo en ese rol, puede seguir leyendo con tranquilidad, estaré contando alguna anécdota, informando algunas novedades, pero sobre todo agradeciendo.

Ya pasaron casi tres estaciones completas desde el inicio del juego de Libergia y la conformación de esta tripulación de brujas bucaneras. Con casi 120 tripulantes a bordo, esperamos con ansias la llegada de la primavera.
El aquelarre de brujas bucaneras se ha hecho rogar, quizás el frío, quizás que andamos desperdigadas por un montón de localidades, quizás la locura diaria que no da tiempo a momentos de esparcimiento brujeril, quizás las escobas, las espadas, las varas mágicas y los calderos han estado comprometidos con causas más urgentes y cotidianas que una simple juntada para reconocernos compañeras de juego.
Quizás.
Pero quizás no.

Hay un fuego que arde bajo, no grandes llamas vistosas sino gruesos troncos resistentes. Un demonio fuego brujo que responde al timón bucanero y enfrenta los embates de este año cruento y difícil. Una carta fuego talismán, amuleto, que llevamos bajo la ropa, me inclino a pensar que incluso llevamos por debajo de la piel. Ser bruja bucanera es una identidad secreta, una marca que nos permite reconocernos en territorio hostil, abrazarnos con cariño genuino al reconocernos por primera vez, sabernos cómplices de un juego que es tanto más importante que tantas otras cosas serias.

Hace unas semanas fui a la feria del libro infantil de Río Cuarto. Acepté gustosa y allá fui, con la valija llena de libros a participar de una feria de tres días. Mauri es el que viaja habitualmente, yo hago ferias locales en la ciudad de Córdoba, sobre todo en escuelas. Algo de nervio me agarró al manipular sola la valija y los bolsos en la terminal en una ciudad desconocida a la que pisaba por primera vez.

Hay un punto en el que las ferias son todas iguales, hay tablones, feriantes colegas, libreros y editores, hay niños de escuelas que visitan, preguntan, curiosean, docentes, padres, gente, con suerte, mucha gente. Hay cansancio de piernas por horas y horas de estar en pie, mates calientes, fríos, lavados, con yuyos. Con suerte algún café. Horas intensas y horas calmas, mucha charla, con la gente, con los puesteros vecinos.
Sin embargo, hay un punto en el que las ferias se diferencian. Algo desborda, brilla, destaca, y la feria se vuelve una en un millón. Esta feria de Río Cuarto fue linda por muchos aspectos, un lindo público atento, respetuoso y muy muy interesado, una organizadora copada, apasionada. ¡¡Una entrevista televisiva!! Un paseo por una biblioteca bella. Y algo que no esperaba encontrar ni en un millón de años: Dos brujas bucaneras.

Ana en la ronda de lectoras.

Ana Carolina es docente, lectora apasionada, promotora de la lectura, miembro de un par de proyectos super copados: la revista Aquelarre y el Colectivo Cultural Glauce Baldovin. En el marco de la feria dictó un taller sobre libros álbum. Cuando voy a ferias a veces participo de las actividades, a veces no porque mi rol es estar en el puesto. Esta vez me escapé, quería estar en la charla de la bruja bucanera. Se encargó de servir la mesa exquisitamente. Aunque hayas ido a cien charlas de libro álbum, si hay una mesa servida y si la mesa fue preparada con cuidado, ese momento es un lujo. Y así fue. Cuando cerró la noche ella me alojó. Llegamos a su casa esa primera noche fría y me ofreció pantuflas, me sorprendí. Dije que no, quizás la miré raro -espero que no- mientras sin dudar ofreció en su lugar medias de lana para poder andar en patas. El ofrecimiento parecía hecho a medida para mí, como si hubiera leído lo que a mi mente le hubiera gustado pensar si se le hubiera ocurrido. No me jodan, esas cosas no pasan en la vida real, son cosas de brujas. La sobremesa se extendió por horas hablando de libros, recuperando lecturas compartidas, debatiendo sobre literatura infantil, juvenil, los libros de nuestra infancia, y la pregunta que me hizo de pronto y marcó la noche ¿cuál es mi libro gemelo, ese que he buscado toda la vida y con el cual, al encontrarnos, despertaría mis poderes de bibliomancia? Sí, yo le había contado el resumen de «Las páginas del mundo» y así como quien no quiere la cosa, sin haberlo leído ni nada, Ana largó la pregunta, «¿y cuál es el tuyo?». Aún sigo pensando. Ese libro que me defina, que haya marcado una huella en el alma hasta volverse mí mismo, hasta volverme otra, que marcara un camino y un destino, que propiciara los poderes de la magia… Hagan la prueba y por favor me llenan el posteo de comentarios cuando lo descubran. Es una pregunta, de las importantes.

Micaela y su compañero.

Al día siguiente otra bruja local, también docente, Micaela, me llamó para preguntarme si ya que estaba por la ciudad, no me acercaría a charlar con sus alumnas del terciario. A contarles lo que yo quisiera, de libros, de la editorial, del proyecto traficante de libros, a hablarles de cómo se hacen los libros, imagino que a sacar de la rutina un momento robado a la formación cotidiana y acabar la semana con algo diferente. Quienes me conocen saben que tengo el sí fácil y las ganas siempre listas. No tengo fotos de ese rato, pero para que se hagan una idea hubo libros circulando entre muchas manos, acordeones desplegándose, preguntas curiosas y un viernes cerrando con la energía en ebullición. Con Mica y su familia cené esa noche. Me abrió las puertas de su casa como si me conociera de toda la vida, charlamos de un proyecto que tiene en marcha que no sé si se puede contar así que por las dudas no lo hago, pero que me conquistó desde el minuto cero.
Al día siguiente, el tercero y último de mi visita a Río Cuarto terminamos las tres brujas tomando mates, elucubrando ideas y proyectos (me encanta esa palabra «elucubrar»), yo de costadito viendo como tejimos redes de telaraña que son pegajosas y resistentes. Yo de costadito, así como cuando uno sueña y en el sueño mira desde arriba la escena y se da cuenta que es un sueño, bueno así, yo de costadito mirando la escena y descubriendo que estábamos viviendo un pequeño aquelarre, cómplice, que si estábajos ahí juntas fue porque mucho antes nos reconocimos brujas bucaneras y la marca por debajo en la piel y nada más que eso nos llevó a juntarnos. Eso y el amor a los libros, claro, que es la razón de ser de Libergia y de este equipo que tanto amo.

De izquierda a derecha: yo (el burro adelante, jeje) Ana Carolina López y Micaela Villegas. ¡Gracias queridas brujas!

Al grupo de whatsapp que tenemos las brujas bucaneras entran cada tanto fotos de brujas que se encuentran de a dos o tres en una u otra actividad. Se reconocen, se hacen una selfie, la comparten en el grupo, «nos conocimos, ¡miren! acá estamos». Me pregunto si esos encuentros habrán sido tan mágicos como el mío con estas dos brujas en Río Cuarto.

No hemos logrado aún hacer un aquelarre grande, numeroso pero ahí estamos, confiando que sabemos algo que nadie más sabe y eso nos une y nos fortalece. La red de brujas bucaneras ya pasó hace rato la centena de tripulantes en este barco y ha campeado ocho meses de temporales bravos.

Invitación ¡se viene un Aquelarre!

El 8 de septiembre, desde las 16 horas, estaremos en el Patio Menor del Cabildo, en el segundo encuentro de Libergia. Estarán Luis Paredes, él, que empezó todo y varios otros capitanes y miembros de los otros equipos, pero las brujas nos estamos preparando con tutti. Vamos a estar regalando e intercambiando libros, seguro tendremos algunas pociones o hechizos disponibles para los ritos de iniciación de quienes quieran sumarse a nuestro equipo. Confío recibir muchos abrazos y miradas cómplices, conocer en persona a montones de brujas que se sumaron al equipo por otras brujas y no por mí. Faltarán muchas, que estarán con nosotras desde la distancia, pero todas las que podamos, ahí estaremos, anclando nuestro barco un rato en la Feria del libro, qué mejor lugar, para unas piratas hechiceras y lectoras.

Evento en facebook: https://www.facebook.com/events/1241751462655303/
Hagan correr la voz amigos. Ahí nos vemos.

¡gracias por compartir!

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